En
la sección de libros del Carrefour puede cortarse la desolación con una
cuchilla de afeitar, amigos (...) En verdad hay que ser bastante libre y
autónomo para dedicar varias horas al día a leer. Aislarse durante un
buen rato de las redes sociales, de los likes a las fotos de tus pies y
de la incontinencia del whattsapp para perseguir palabras sobre un papel
no es una actividad que pueda soportar cualquiera.
Quien lee -no necesariamente libros de autoayuda- muestra, justamente, una convicción: la de querer estar solo. No hay persona que tenga más claro lo que quiere hacer con su vida que aquella que, aquí y ahora, decide leer.
No necesita convencer a nadie.
Quien lee -no necesariamente libros de autoayuda- muestra, justamente, una convicción: la de querer estar solo. No hay persona que tenga más claro lo que quiere hacer con su vida que aquella que, aquí y ahora, decide leer.
No necesita convencer a nadie.
Alberto Olmos (1975), extracto de su artículo “Convénzeme, Mercedes Milá quiere ahora embrutecer lo único que le faltaba: los libros” publicado en El Confidencial el 15.11.2016
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